martes, 28 de enero de 2020

Lo que deberían haber sido dos libros


Año 2005. Mientras que Amaia Salazar está en Quantico participando en un curso de intercambio para policías de la Europol impartido por el jefe de la unidad de investigación del FBI Alosius Dupre. En otra parte del país, después de un tornado, encuentran a toda una familia muerta en extrañas circunstancias.

El agente Dupree recluta a Amaia para una misión especial gracias a que ella estudió un caso que entregaron en el curso y el cuál resolvió con seis notas.

Lo bueno comienza en el momento en que el grupo de Dupree llega hasta la finca donde aparece la muerta y se dan cuenta que sus muertes no han sido causadas por un desastre natural, sino por un múltiple asesinato coincidente con varios repartidos por todo el país.

Después del desastre que provocó el huracán Katrina, destruyendo casi al completo de la ciudad de Nueva Orleans, y siguiendo el patrón del asesino, descubrieron algo más además de los asesinatos de familias por parte de ‘El Compositor’, descubrieron que una banda está secuestrando niñas y adolescentes, haciendo recordar a Dupree un antiguo caso en el que secuestraron a la hermana de un narcotraficante y secuestraron a dos amigas suyas y que acabó con los asesinatos del compañero de Dupree y del narcotraficante.

De esta novela he leído bastantes críticas, casi todas no muy positivas, como que es una forma innecesaria de alargar la historia o que sobran más de cien páginas. La verdad es que no he contado las páginas que me sobrarían de La cara norte del corazón, pero he leído muchas páginas que eliminaría del argumento de la novela y las habría incluido en otro libro y ambos habrían merecido mucho más la pena.

Nota: 6

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