Cuando eres
adolescente gay y víctima de bullying; cuando la relación con tu padre es peor
que mala y cuando te alejas de tu mejor amigo, el único que te ayuda para que
no sufra el mismo acoso que tú recibes crees que solo te queda una salida: las
cuchillas.
Óscar no quiere suicidarse, se autolesiona para sentir que
sigue vivo, porque no entiende por qué le atacan por el mero hecho de ser gay.
Porque no entiende que Darío, uno de sus mejores amigos, comenzase con los
ataques.
Jorge, su mejor amigo, le insiste cada día que en el recreo
salga con él y con su novia, pero no consigue convencer a Óscar que cada recreo
se aísla en el baño para no ser atacado.
Óscar vive con su amada madre y con su no tan amado padre después
de que su hermana mayor dejara el pueblo para mudarse a la ciudad, ya que tiene
la universidad más cerca y a su padre lejos. El padre de Óscar es un machista,
alcohólico y agresivo con complejo de superioridad que se cree mejor que todo
aquel que pisa su casa.
Este libro me ha tenido enganchadísimo desde la primera
página hasta la última. Me he sentido identificado con algunas situaciones (no
voy a decir cuales) y he recordado aquella etapa tan difícil de mi vida. Es muy
difícil describirlo sin hacer spoiler, solo diré que en parte me he visto
reflejado en la vida de Óscar y lo difícil y dura que puede llegar a ser la
adolescencia en un pueblo.
Nota: 10
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